comienzos

Hace más o menos un año estas dos personas comenzaron una especie de ensayo en una especie de sala de ensayos, algunas canciones habían surgido en noche de copas y otras ilusiones, aquella primer sala era una casa vieja de la cortada que queda entre Tucumán y Catamarca (Rosario), el encargado de la desfachatez, Giorgio, un personaje empastillado y con cierto grado de pánico al mundo, artista de alma y de-mente. En el cuartito azul ensayaban todos los jueves, al principio tenían La Lagartija, “La L´angosta” y un par de cobers que iban probando, como el tan trillado “Muy despacito” (Los Piojos).

Luego de varios ensayos descubrieron junto con Giorgio que se podía grabar en la compu las sesiones y allí comenzó otra etapa, ya que con las grabaciones se pudo perfeccionar y corregir errores, surgieron las improvisaciones, de ellas salieron hermosas canciones, como “Otoño”, “Buyangueros y Mentecatos”, cuya letra en realidad está pensada para un tango, pero con el paso del tiempo y ritmo se convirtió en canción sin género. En fin… que también es una canción, no voy a explicar canción por canción porque ese es el secreto de la composición o la magia como se quiera.

Luego de que Giorgio decidió cerrar su sala pasaron a otras salas de la ciudad un tanto más equipadas y profesionales, en ellas sucedieron varios imprevistos y empezaron a conocer el lado más amplificado de la música, en algunas sesiones incursionaron con Diego en guitarra eléctrica y el Ángel en la bata (dos grandes músicos), pero con el paso de los ensayos decidieron seguir con la esencia del origen, el dúo.

Llegó la primavera y con ella el clima más propenso para el aire libre y así fue que adoptaron como sala de ensayo y refugio el techo de la casa del iraquí, la cual se encuentra en la barranca que da al río Paraná en el Parque de Las Colectividades en Rosario, allí todos los jueves comulgan con la naturaleza, paran la lluvia en ocasiones y hacen que las gaviotas callen, allí también surgieron varias canciones…
Con la primavera, llegó también el primer show en Napolitano (Catamarca y Richieri) de la mano de su manager y amigo personal Ivancho, con varias sorpresas, como la participación de la felicidad y de todas sus cualidades.
Algunos shows más los encontraron en los escenarios improvisados de la ciudad de Rosario y alrededores y algunos sueños quedan por cumplirse.

La música en esas vueltas extrañas que tiene la vida los encontró y los adoptó, les dijo que hagan canciones, y de eso se trata su repertorio: un set acústico de canciones, y muchos dirán todos los músicos hacen canciones, sí, pero muy rebuscadas, ya nadie está en la búsqueda de un sonido más natural, que tenga que ver con el origen, y eso está bien, sin embargo ellos decidieron apelar a un sonido más al estilo Dylan de las década de los ´60, para recordar lo natural que existe en cada uno de nosotros, a pesar de estar tan atravesados por el artificio y la tecnología.

“Así es y no quiere decir que la puerta no esté abierta para nuevas búsquedas, pero para empezar mejor con la canción simple, después se ve.”